11 Marzo, Plç. Universitat, Barcelona



Ibiza al límite. La situación empeoraba cada vez más y las formas de hacer las cosas por parte de las autoridades era cada vez peor. El pueblo de Ibiza a mi entender necesitaba de forma inmediata que la noticia de todo cuanto allí sucedía se supiera en la península. Fue en ese momento cuando corrió la noticia de que se organizaba una concentración en Barcelona, tierra en que nací y que me vio crecer. Mi decisión de ir acabó siendo arrastrando a Andrea y Anna.



Creamos para la ocasión una esquela para repartir entre la gente y decidimos dar una conferencia para quién quisiera tener más información de lo que estaba sucediendo.
Entre recoger la información, la decisión de ir y la partida apenas pasaron días, en que no sólo se sumaba el trabajo personal en la vida de cada una, sino que además manteníamos el esfuerzo, en la medida que resultaba posible, frente a las máquinas, cuando se sabía de algún nuevo intento de entrar en una propiedad.

El día del viaje a Barcelona debíamos encontrarnos en Ca na Palleva, vestirnos de "Viudas" y realizar así, nuestro viaje en avión. Yo me cambié la ropa con permiso de la Sra. Margalida en su habitación, y tuve la suerte de recibir sus Bendiciones para el propósito que llevábamos.
Andrea llegó más tarde, con retraso, mientras Ana era retenida cerca de San Rafael, después de documentar un delito ecológico, consecuencia de las obras, mediante imágenes.

La situación, el acoso y la psicosis era de tal envergadura que partimos en coche hacia el aeropuerto tras recoger las cruces, escondiéndonos cada vez que encontrábamos un control de la Guardia Civil.

Ya en Barcelona, en el Bar Estudiantil hablábamos con jóvenes universitarios ibicencos. Mientras comíamos intentábamos hacer viable una conferencia informativa a tiempo para la mañana siguiente, además, estructurábamos la acción.


Las "Viudas" aparecían a la hora prevista, situándonos. Una a una fuimos extendiendo nuestras capas negras, como una isla negra, en el suelo tras dejar las cruces. Después nos colocamos en el centro con las manos extendidas con un socorro en la mirada.




Más tarde se leía un "Réquiem por una Isla" escrito por J.A Torres y un comunicado. Al terminar las tres "Viudas" que acabaron tumbadas en el suelo con los brazos en cruz volvían a levantarse repartiendo las esquelas, "Eivissa al limit".